De la invasión de reclamos a la cultura satánica en todo el mundo en libros, revistas, sitios de Internet o en el cine; por ejemplo, es el caso de los dibujos animados que se remitan explícitamente a la violencia, a la conquista del poder y al dominio sobre los demás. Recalca: el satanismo «no es ausencia de valores --si así fuera lo combatiríamos con más facilidad--, sino un contravalor, afirmación del valor moral del mal». Y advierte de que «la expansión de los grupos satánicos es más bien consecuencia de la falta de valores fuertes que las familias ya no transmiten porque los padres han renunciado a actuar como tales».
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